Tú me miras. Yo te miro.
Las penas se disipan en el viento.
Lo llano, lo plano,
es lo que llena este momento.
Nada más necesitamos,
solos tú y yo.
Con nuestros juegos absurdos.
Con nuestro encanto.
El tiempo nos une,
la juventud ya nos ha desafiado.
La madurez no nos disgusta,
más bien al contrario;
porque sabemos que juntos,
con nuestros juegos absurdos,
con nuestro encanto,
para nosotros es el gancho.