Mil maestros con cien mundos recorridos
dejando sus huellas al pasar,
se marchan conforme han venido,
con sus recuerdos en el mar.
Los escribas de sus palabras,
pocos son.
Los discípulos de sus verdades,
raros son.
Aunque siempre nos queda un eco de su razón:
Tan lejano es el origen de las cosas
(dicen)
en aquellos libros sin desempolvar,
pues viviendo en el desierto de las maravillas,
lo fácil es ignorar.
Borrando marcas que nos hacen iguales;
separados por un cristal;
divididos entre muros de diamantes,
lo fácil es envidiar.
Y es que rápido se calla a las lenguas
que no piensan a la par,
porque pisando tierra con viejas heridas
(dicen),
lo difícil es amar.
muy bueno
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Muchas gracias, Pippo. Saludos 🙂
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