Apoyada en el cristal, con la mirada perdida, notaba los fuertes latidos de su corazón y las lágrimas bañando lentamente su rostro.
Él le había hecho tanto daño que no podía soportarlo ni un minuto más. Se sentía humillada, frágil, sola… Aquella maleta que había traído en su momento, llena de ilusión, se acababa de vaciar por completo. Ahora solo le quedaba la rabia; y las ganas de gritar.
Había decidido que esa iba a ser la última vez que lo perdonaba, pues ya había sufrido bastante todos esos años. Sin embargo, todavía aterrada y confusa, se preguntaba cómo iba a rehacer su vida después de haberlo perdido todo por él: su adolescencia, sus primeros años de juventud y a su familia. Se había marchado de casa sin pensarlo ni un minuto, dando las mínimas explicaciones. No se lo perdonarían jamás.
Pero logró que las dudas se convirtieran en su escudo y el miedo en sus armas. Sin vacilar, apretó los puños con fuerza y volvió de nuevo a su habitación. Cuando llegó, todo a su alrededor parecía más quieto que nunca.
Tan solo cogió su maleta vacía. No iba a necesitar nada más. Se la llevó con la esperanza de llenarla de nuevo algún día.
Las maletas se vacían pero antes o después se vuelven a llenar.
Como la vida misma se pueden llenar de diferentes cosas.
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¡Hola, Jacqueline! Muchas gracias por tu comentario. Como bien dices, siempre se producen cambios en nuestra vida (para bien o para mal) y por eso nunca hay que perder la esperanza. Abrazos.
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Caminante no hay camino
se hace camino al andar
Y al volver la vista atras se ve la senda
Que nunca se ha de volver a pisar!
Por lejos que estes siempre te siento cerca : *
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Preciosos versos de Machado. Gracias por compartirlos, Inma prim 🙂
Yo también te siento cerca. No hay fuerza ni elemento que nos separe. ¡Un abrazo enorme!
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“Pero logró que las dudas se convirtieran en su escudo y el miedo en sus armas”. Me encanta esta frase. Ojalá todas las mujeres que sufren algo así llegaran a esta conclusión. Y todas con la maleta vacía para llenarla de experiencias bonitas. Saludos!
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Gracias, Elizabeth. Me alegro de que te haya gustado. Sí, ojalá logremos acabar con esta situación y todas las mujeres podamos vivir tranquilas. ¡Un abrazo!
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