A sus trece años, una de las actividades que más le gustaba practicar a Óscar era montar en bicicleta. Vivía en un pueblo rodeado de sierras, donde los caminos eran perfectos para moverse con su bici de montaña e ir de acá para allá, explorando nuevos lugares.
Durante una de sus tardes de paseo encontró a un compañero de clase que también iba con su bici. Nunca se había relacionado mucho con él: era un chico bastante callado y no parecía tener muchos amigos.
—¡Hola, Alfon!— le dijo.
Alfonso parecía que no se había dado cuenta de su presencia. Cuando Óscar lo saludó, se giró desorientado.
—Hola —respondió simplemente.
Después, lo miró con ojos tristes y continuó con su marcha lenta. Óscar, que iba ligeramente más rápido que él, pasó de largo por su lado y le lanzó una sonrisa mientras desaparecía entre el polvo de la tierra que su bici había levantado.
Desde esa tarde, Óscar había dejado de buscar caminos alternativos para repetir el encuentro con su compañero de colegio. Cada día que pasaba y lo saludaba, Alfonso parecía un poco menos triste. Hasta que un día, sin más, este le devolvió la sonrisa y usó por primera vez unas palabras distintas.
—A ver si me ganas… —dijo mientras aceleraba con su bici.
Óscar sonrió, lo miró unos segundos y fue tras él. Ambos empezaron a correr todo lo rápido que pudieron mientras gritaban de emoción.
A partir de entonces, ya no se volvieron a separar jamás.
Tu pluma es tierna, sencilla y fresca. Me ha traído recuerdos de antaño, puesto que me identifico con Alfonso, ese niño tímido y retraído… Me ha gustado, ¡sigue así!
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¡Hola, Elizabeth!
Muchas gracias por tu comentario. Me hace feliz saber que estas palabras te ha hecho rememorar tiempos pasados. La infancia es una época que nos deja huella para siempre, ¿verdad? 🙂
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Sí, la infancia nos deja huella, es un momento muy importante de nuestra vida, y a muchos nos condiciona cómo seremos después. Por otra parte tu escrito evoca un recuerdo, y cuando la escritura te provoca un sentimiento, sea positivo como negativo (si es que lo busca el autor) es que tiene calidad. ¡Felicidades!
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Me alegra que el relato te haya transmitido esa sensación, Elizabeth. Esto me anima a seguir escribiendo cada día con ilusión 🙂 Gracias de nuevo por tu tiempo y tus comentarios. ¡Un abrazo!
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¡Hola, pippobunorrotri! Muchas gracias 🙂
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